Capítulo IV
Me quedaban muchas preguntas que hacer, mientras caminábamos hablamos un poco. El turista me dijo que se llamaba Garton, que eran habituales los viajes al pasado, “otro tipo de turismo”, lo llamó. Yo me sentía un poco abrumada pero la cuestión que más me importaba era cómo iba a volver.
‒ ¿Puedes explicarme qué hago aquí? ‒ le pregunté.
‒ Eres mi souvenir.
Me quedé de piedra: ‒ ¿Qué?
‒ Que eres mi souvenir, mi recuerdo.
‒ A ver, verás, es que yo soy una persona, no una postal ni una figurilla.
Cuando se dio cuenta de lo furiosa que me estaba empezando a poner intentó arreglarlo.
‒ Mmm. Te explico: la gente aquí tiene la posibilidad de viajar al pasado, como te he dicho antes, el viaje en el tiempo es algo que se consiguió hace mucho tiempo y no es muy caro, la verdad. Hay unas pocas reglas sencillas que tenemos que cumplir pero nada del otro mundo y, por supuesto, debemos ir identificados para poder reconocernos en otras épocas. Aunque esto depende de cuándo y a dónde vayas. Para tu época, por ejemplo, son los calcetines con chanclas.
Mi enfado iba en aumento.
‒ ¿Pero eso qué tiene que ver con que yo esté aquí?
‒ Te he traído yo. Para que te quedes conmigo. Tenemos permiso para hacerlo en muy raras ocasiones. Me caes bien, te había visto un par de veces y pedí permiso para que te vinieras conmigo, tuve que tirar de muchos hilos (21) para que me lo concedieran, no fue fácil.
‒ ¿Quién te has creído que eres? ‒ Estallé. ‒ Yo no soy una cosa que puedas comprar y llevar a donde quieras, tengo una vida, tengo amigos y familia.
‒ Pero… Esto es más interesante, puedes hacer muchas cosas, ya no tienes que trabajar.
‒ ¿Estás mal de la chaveta (22)?
Garton me miraba como si no comprendiera mi enfado, claro, supongo que no lo comprendía. Cambió de tema:
‒ Mira, esa es tu habitación, verás que cuando lo hayas pensado un poco te va a parecer una buena idea, no vas a querer volver. Mañana he quedado con unos amigos para que te conozcan y seguro que tienen muchas preguntas que hacerte, no todos los días tenemos a alguien como tú por aquí.
Estaba hecha polvo (23) con todo lo que había pasado, parecía que no iba a poder hacerlo entrar en razón, así que me fui a la habitación que me señalaba, decidí meditarlo (24) todo con más calma y esperar una ocasión más propicia.
Tenía muchas cosas qué pensar. ¿Cómo iba a volver? ¿Se pondría violento si intentaba escaparme? Aunque no parecía de ese tipo ¿Cómo funcionaba esto de los viajes en el tiempo?
‒ ¿Puedes explicarme qué hago aquí? ‒ le pregunté.
‒ Eres mi souvenir.
Me quedé de piedra: ‒ ¿Qué?
‒ Que eres mi souvenir, mi recuerdo.
‒ A ver, verás, es que yo soy una persona, no una postal ni una figurilla.
Cuando se dio cuenta de lo furiosa que me estaba empezando a poner intentó arreglarlo.
‒ Mmm. Te explico: la gente aquí tiene la posibilidad de viajar al pasado, como te he dicho antes, el viaje en el tiempo es algo que se consiguió hace mucho tiempo y no es muy caro, la verdad. Hay unas pocas reglas sencillas que tenemos que cumplir pero nada del otro mundo y, por supuesto, debemos ir identificados para poder reconocernos en otras épocas. Aunque esto depende de cuándo y a dónde vayas. Para tu época, por ejemplo, son los calcetines con chanclas.
Mi enfado iba en aumento.
‒ ¿Pero eso qué tiene que ver con que yo esté aquí?
‒ Te he traído yo. Para que te quedes conmigo. Tenemos permiso para hacerlo en muy raras ocasiones. Me caes bien, te había visto un par de veces y pedí permiso para que te vinieras conmigo, tuve que tirar de muchos hilos (21) para que me lo concedieran, no fue fácil.
‒ ¿Quién te has creído que eres? ‒ Estallé. ‒ Yo no soy una cosa que puedas comprar y llevar a donde quieras, tengo una vida, tengo amigos y familia.
‒ Pero… Esto es más interesante, puedes hacer muchas cosas, ya no tienes que trabajar.
‒ ¿Estás mal de la chaveta (22)?
Garton me miraba como si no comprendiera mi enfado, claro, supongo que no lo comprendía. Cambió de tema:
‒ Mira, esa es tu habitación, verás que cuando lo hayas pensado un poco te va a parecer una buena idea, no vas a querer volver. Mañana he quedado con unos amigos para que te conozcan y seguro que tienen muchas preguntas que hacerte, no todos los días tenemos a alguien como tú por aquí.
Estaba hecha polvo (23) con todo lo que había pasado, parecía que no iba a poder hacerlo entrar en razón, así que me fui a la habitación que me señalaba, decidí meditarlo (24) todo con más calma y esperar una ocasión más propicia.
Tenía muchas cosas qué pensar. ¿Cómo iba a volver? ¿Se pondría violento si intentaba escaparme? Aunque no parecía de ese tipo ¿Cómo funcionaba esto de los viajes en el tiempo?
(21) Recurrir a gente de influencia.
(22) ¿Estás loco?
(23) Estaba muy cansada.
(24) Pensar con tranquilidad, considerando todas las opciones.
Comentarios
Publicar un comentario